Frutas y verduras ricas en vitamina A, betacarotenos, cítricos, zanahorias, tomates, pimientos, espinacas, papatas dulces, albaricoques, duraznos y otras frutas de huerta, bayas (frambuesas, arándanos y compañía) … siempre mejores orgánicos.
Pescados grasos ricos en omega 3: filetes de sardina, caballa, hígado de bacalao …
Aceites vegetales ricos en ácidos grasos omega 3 y 6 como los de lino, semillas de calabaza, camelina, colza, onagra, perilla, nuez …
E intentaremos mantener también una dieta y una higiene mental de relajación y serenidad sin obsesionarnos con nuestro físico pues no se es más bello por cuidarse más sino por quererse y respetarse mejor.
ALIMENTARLA POR FUERA TAMBIÉN ES IMPORTANTE, sobre todo a partir de cierta edad. Para ello seguiremos unos protocolos o rutinas faciales de belleza.
POR LAS MAÑANAS
Nos enjuagaremos la cara con agua y jabón natural*. Si nuestro jabón es un jabón artesanal rico en emolientes y saponificado en frío, en principio, no habría problemas para lavarse diariamente con este jabón. Al contrario, el jabón elimina las bacterias y restos de células muertas que atascan nuestro cutis y lo prepara para el uso de nuestra crema facial de día.
*Si nuestra piel tiene acné o, por el contrario, está muy seca y sufrimos de dermatitis y eccemas, el jabón en general puede resultar demasiado agresivo dado que el ph de los jabones naturales saponificados en frío es demasiado alcalino. En este caso, puede ser necesario que utilicemos un gel de lavado, o un jabón de glicerina natural.
Existen múltiples recetas y maneras de preparar un jabón casero o un gel de ducha, podemos probar con recetas muy bien engrasadas (o, tal vez, con recetas a base de saponaria o nueces de lavado) que son más suaves para la piel. Siempre, lavarnos con jabón o gel natural es la mejor opción para mantener nuestra piel desinfectada e hidratada.
A continuación, podemos pulverizarnos un hidrolato para refrescar y tonificar nuestro rostro. Y, por último, nuestra crema de día elaborada con aceites naturales, o también posible suero facial u oleogel*. Ofreceremos receta en breve.
El maquillaje, siempre es opcional. Procuraremos también que sea maquillaje mineral ecológico para que no resulte contraproducente y arruine nuestro protocolo de cuidados faciales.
POR LAS NOCHES
Nos desmaquillaremos con un aceite apropiado y nos lavaremos la cara con jabón natural.
A continuación, también podemos tonificarla con un hidrolato adecuado a nuestro tipo de piel.
Y, por último, aplicaremos nuestra crema de noche, elaborada también con aceites y mantecas naturales.
UNA VEZ POR SEMANA
Una mascarilla facial de arcilla una vez por semana es una muy buena idea para limpiar nuestra piel en profundidad y aportarle minerales y nutrientes que la dotarán de una suavidad excepcional.
Si nuestra piel es bastante seca, optaremos por una máscara de miel, con mantecas vegetales, o aceite de aguacate. Si nuestra piel es mixta con zonas secas y otras zonas más normales, es mejor que optemos por máscaras reguladoras como las de yogur, frutas, aceites y arcillas blancas o caolines. Y si es grasa es mejor que utilicemos las arcillas verdes y arcillas rassoul, combinadas tal vez con hidrolatos astringentes como los de hamamelis o geranio egipcio, o con zumo de limón.
UNA VEZ AL MES
Se impone una exfoliación facial, y, a ser posible, corporal, con azúcar en grano y aceite pues como sabéis la exfoliación física con el azúcar granulado es especialmente interesante dado que el azúcar contiene una proporción de ácido glicólico que exfolia químicamente la piel cuando se funde en la epidermis.
Bastará con una cucharada sopera de un aceite vegetal de nuestra elección por una cucharada de azúcar blanca o morena.
PARA EL CUIDADO CORPORAL
La utilización de champús, jabones y geles de ducha formulados con ingredientes naturales es también esencial. Y, tras la ducha, cuando nuestra piel aún está mojada, el mejor tratamiento de hidratación consiste en extendernos un aceite natural de nuestra elección por la piel.
Los aceites corporales son un placer, pero también un lujo. El aceite de argán es perfecto para todos los tipos de piel, pero podemos variar los placeres con aceite de avellana o aceite de hueso de albaricoque (tónico), aceite de rosa mosqueta (regenerador), aceites de borraja, macadamia o aguacate (muy hidratantes), o de jojoba, y, tal vez avellanas, si tenemos la piel grasa.
En cualquier caso, y como siempre decimos, es más importante masajearse con un aceite de oliva culinario si no disponemos de otra cosa, que utilizar un hidratante corporal sintético.
PARA EL CUIDADO CAPILAR:
Optar por un champú, si es posible sin sulfatos o a base de tensioactivos derivados del azúcar o del coco, es la mejor opción.
Nosotros hemos ofrecido recetas de champús en el blog, como en la entrada de julio de: “Dos remedios infalibles contra la caída capilar debida al exceso de grasa capilar”…
Si nuestro cabello está muy seco o dañado, o si tenemos caspa, eventualmente, un baño de aceite vegetal antes de lavarlo puede ser una medida adecuada. Si lo tenemos muy graso, masajearemos mejor con bicarbonato de sodio o con arcilla (especialmente arcilla rhassoul) que contribuirán a regular la producción de sebo.