CÓMO PREPARAR UN OLEATO

CÓMO PREPARAR UN OLEATO

Muchas veces disponemos en el jardín, o incluso en macetas, de plantas que no sabemos que si las secamos nos pueden ser de gran utilidad. En este artículo queremos explicaros cómo podemos preparar oleatos con las flores secas de nuestro jardín para obtener sus propiedades y poderlas utilizar en cremas y ungüentos.

UN OLEATO no es más que aceite infundido con la esencia y las propiedades terapéuticas de una planta que dejamos macerar en el aceite.

Algunos ejemplos de oleatos y sus propiedades:

Árnica (flores): Contusiones, golpes, magulladuras, edema, piernas pesadas. El árnica, el hipérico y la caléndula son 3 plantas contra el dolor muscular con propiedades antiinflamatorias y analgésicas que utilizándolas de forma externa pueden ayudar a aliviar lesiones e inflamaciones. Previenen y ayudan a la recuperación muscular y de ligamentos.

Hipérico o flor de San Juan (flores): Aunque mucha gente conoce esta hierba por sus propiedades antidepresivas, es tremendamente útil, a la vez, para tratar dolores musculares por sus propiedades analgésicas y antiinflamatorias.

Margarita (flores de margarita): Tónico para la piel, reparador, tensor, modelador de cuello, busto y escote. Re estructurante y nutritivo.

Caléndula (flores de caléndula): Potente antiinflamatorio, cicatrizante y desinfectante, que trata las pieles frágiles, secas, ásperas, tirantes y reactivas. La caléndula calma las irritaciones, grietas, congelación, pequeñas heridas, quemaduras de afeitar, psoriasis, eccema, úlcera, quemaduras solares, urticaria, picaduras de insectos… E incluso el dolor de contusiones y neuralgias.  

Manzanilla (flores): Inflamación del rostro, prurito, rosácea (enrojecimiento).

Espino amarillo (bayas): Estas bayas tienen mucha vitamina C que hacen de este aceite macerado un muy buen aceite antiedad para dar luminosidad a nuestra piel.

Malva (flores): Pieles maduras, pieles secas y sensibles, rosácea. Reblandecimiento.

Zanahoria (raíces): El macerado de zanahoria produce un aceite de color anaranjado muy rico en carotenos. Este oleato promueve el bronceado y permite que la piel mantenga un tono uniforme después del sol. Suavizante, regenerador y calmante.

Llantén (hojas): El llantén destaca por su poder cicatrizante y calmante, de ahí que sea ideal para tratar pequeñas heridas o picaduras. A esto hay que sumar sus propiedades emolientes que ayudan a hidratar la piel. Es además antiinflamatorio y desintoxicante.

Laurel (hojas): Tratamiento del acné, pieles grasas, llagas y ulceraciones, en caso de enfriamiento, en masajes y para aliviar el reumatismo.

Romero (hojas): Pieles grasas, mixtas. Reafirmante y drenante, además de mejorar la microcirculación.

Rosa (flores): Arrugas, envejecimiento, manchas de la edad. La rosa es un gran re equilibrante que trata pieles deshidratadas, desvitalizadas, resecas, con grietas, cicatrices, acné, rosácea, eczema, psoriasis.

Té verde (hojas): Disminuye la producción y almacenamiento de grasa. Potente antioxidante.

Vainilla (vainas): Tónico para la piel, protector, suavizante y nutritivo. Suaviza la piel de rostro y cuerpo y es un exfoliante suave con un aroma delicioso para utilizarlo en aceites de masaje. También en nuestras preparaciones culinarias de pasteles o vinagretas (además, si es para cocinar, no hace falta filtrarla).

Vid roja (hojas): Mejora la circulación sanguínea. Cuidado de piernas pesadas.

 

 

¿POR QUÉ PREPARAR UN OLEATO?

Si uno se pregunta por qué molestarse en hacer aceites macerados cuando tenemos los aceites esenciales, es importante saber que no todos los componentes de una planta se obtienen en la destilación. Solo las moléculas más pequeñas pueden extraerse usando ese método y, por lo tanto, nunca capturamos la esencia de toda la planta.

La maceración captura las moléculas más grandes y pesadas. Otras técnicas de extracción también capturarán otros productos químicos; los extractos de agua aprovecharán los compuestos a base de agua, por ejemplo. Entonces, cuantas más formas tengamos de extraer las propiedades de una planta, más cerca estaremos de acceder a todo lo que la planta tiene para ofrecer.

Al hacer una crema a base de lavanda, por ejemplo, podemos aumentar su efecto terapéutico si incluimos también aceite macerado de lavanda (oleato de lavanda) o incluso su tintura o hidrosol.

También, otra ventaja de los oleatos es que aportan propiedades a nuestras recetas de forma más suave que los aceites esenciales. A veces, éstos pueden causar erupciones en las pieles sensibles.

Además, es posible que queramos usar una planta que no tenga un aceite esencial correspondiente, como la Lila o la Flor de saúco, por ejemplo, o que tal vez deseemos utilizar una planta donde el aceite esencial es muy caro, como el Jazmín (destilado) o el Bálsamo de limón. Al utilizar la maceración, podemos acceder a los compuestos químicos curativos de estas plantas y utilizarlos en el cuidado de nuestra piel.

Como antes decíamos, muchas veces tenemos plantas en el jardín que no sabemos que, si las secamos, pueden ser de gran utilidad. Este es el caso de las humildes caléndulas. Seguro que muchos las tenemos en el jardín sin saberlo. Sin embargo, las flores de caléndula tienen un gran valor terapéutico si las recolectamos y secamos.

LA CALÉNDULA es una planta con un gran potencial terapéutico para la piel. Regenera, combate posibles gérmenes y lucha contra la inflamación. Es una restauradora por excelencia de las pieles irritadas, con escoceduras, eccemas, sabañones causados por el frío, etc.

Otro uso del aceite de caléndula es para tratar los dolores de oído. Colocaremos de 2 a 3 gotas en nuestro oído y sostendremos una bolsa o paño caliente sobre él. Sin embargo, si los síntomas persisten o hay infección será mejor consultar con nuestro médico.

Al dejar que las flores se infundan en aceite, podemos extraer muchas de esas propiedades e incorporarlas en productos fáciles de usar como: recetas de ungüentos, bálsamos labiales, jabones, cremas y lociones.

Por eso vamos a explicar a continuación los dos métodos conocidos para preparar un oleato, es decir, para infundir un aceite vegetal con las propiedades de una hierba o planta.

En este caso, vamos a explicar cómo preparar un oleato de caléndula, aunque sería perfectamente posible con cualquier otra planta o flor seca.

OLEATO DE CALÉNDULA

Necesitaremos flores secas de caléndula para ello. Se pueden utilizar también hierbas frescas para preparar los oleatos, pero no es una buena idea porque el contenido en agua de las flores y hierbas frescas tiende a crear mohos y a estropear los oleatos.

Simplemente, extenderemos las flores previamente recolectadas sobre una toalla de papel en un lugar seco o al sol y les daremos la vuelta a diario durante una semana o dos hasta que estén completamente secas.

Cuando las tengamos secas, llenaremos 1/3 de un frasco de vidrio con nuestras flores secas y lo rellenaremos con algún aceite de los que no enrancian fácilmente como los de jojoba, albaricoque, almendras o, incluso oliva. (Ver entrada enranciamiento de los aceites)

Taparemos bien el frasco y lo almacenaremos en un lugar fresco y oscuro durante un mínimo de cuatro semanas (40 días suele ser lo ideal). Lo agitaremos periódicamente. Incluso hay “escuelas” que afirman que le debe dar la luz del sol y de la luna por aquello de las energías. En fin, no os preocupéis si no lo hacéis, ya os digo que el resultado también será aceptable.

Pasados los 40 días, colaremos las flores y ya tendremos listo nuestro oleato. Para colar las hierbas podéis utilizar un filtro de algodón o una tela fina. En algunos casos, tendréis que repetir la operación para que el aceite quede limpio de residuos.

El aceite, ahora oleato, lo reservaremos en un frasco, a ser posible de vidrio oscuro, para que tenga una caducidad más extensa. El tarro lo mantendremos en un lugar seco y oscuro, protegido de fuentes de calor. Y si pensamos que nuestro aceite se puede enranciar podemos añadirle un poquito de aceite de germen de trigo o unas gotas de vitamina E para prevenir su oxidación y enranciamiento.

 

ES POSIBLE ELABORAR UN OLEATO MÁS RÁPIDO CON UN MÉTODO EN CALIENTE como el que detalla Maria Treben en sus libros.

En este caso, colocaríamos nuestro aceite, con las flores o plantas secas, en un recipiente de vidrio (resistente a las temperaturas) al baño maría. Y lo mantendríamos a fuego muy suave durante varias horas (de 1 a 3 horas según fuentes diversas). Es importante que la temperatura del conjunto no exceda de 50º grados para que el aceite no se vuelva dañino y el oleato no pierda propiedades.

Como Virgi de “trucos naturales” explica, este método en caliente está más indicado para partes de la planta más duras como las raíces.

Pasado este tiempo, filtraremos bien y envasaremos como en el caso anterior.

Con este método, es posible utilizar el aceite infundido de inmediato. Aunque también es posible, tras infundirlo, para reforzar el proceso y obtener un mejor oleato, dejarlo macerar unos días más en un lugar oscuro.

Si lo has preparado, déjanos algún comentario:)

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