¿QUÉ ES EL MOVIMIENTO ZERO WASTE O BASURA CERO?
Es un nuevo cambio de mentalidad económica propiciado por la revolución ecológica de nuestro siglo. “Zero waste”, basura cero o residuo cero es un concepto, una tendencia y movimiento social que busca acabar con la generación de desperdicios que no se descomponen y deben ser almacenados o incinerados.
Este concepto lleva madurándose desde hace mucho, pero saltó a la palestra política cuando algunas ciudades y sus respectivos ayuntamientos propusieron adentrarse en el asunto y hacerlo parte de su agenda política. Algunas ciudades, como por ejemplo Canberra o San Francisco fueron pioneras en aplicar este concepto a nivel urbano.
La capital australiana fue vanguardista en este sentido, pero fue San Francisco, en California, una ciudad con 7 millones de habitantes, la que aplicó con más éxito este objetivo de reducir la basura. En tan sólo 10 años consiguió que ésta se redujera a un 50 %. Todo un logro para una ciudad tan grande y en uno de los países que más consumen y más basura producen en el mundo.
TODO ESTO A NIVEL MUNDIAL, PERO, ¿Y A NIVEL PERSONAL?
¿Has escuchado alguna vez esta letanía? Se me he estropeado la impresora, ¿dónde puede llevarla a reparar? Y entonces, automáticamente, tu pareja, tus padres, tus amigos, tu vecino, te dicen: si la reparas te costará más caro que comprarte una nueva.
La sociedad capitalista consumista incluye una característica de obsolescencia programada en los productos que fabrica para obligarnos a seguir consumiendo y que la rueda siga girando.
Fuente Wikipedia: “La obsolescencia programada u obsolescencia planificada es la determinación o programación del fin de la vida útil de un producto, de modo que, tras un período de tiempo calculado de antemano por el fabricante o por la empresa durante la fase de diseño del mismo, este se torne obsoleto, no funcional, inútil o inservible por diversos procedimientos, por ejemplo, por falta de repuestos, y haya que comprar otro nuevo que lo sustituya. Su función es generar más ingresos debido a compras más frecuentes para generar relaciones de adicción que redundan en beneficios económicos continuos por periodos de tiempo más largos para empresas o fabricantes.
El objetivo de la obsolescencia no es crear productos de calidad, sino exclusivamente el lucro económico, no teniéndose en cuenta las necesidades de los consumidores, ni las repercusiones medioambientales en la producción y mucho menos las consecuencias que se generan desde el punto de vista de la acumulación de residuos y la contaminación que conllevan.
Para la industria, esta actitud estimula positivamente la demanda al alentar a los consumidores a comprar nuevos productos de un modo artificialmente acelerado si desean seguir utilizándolos.
UN POCO DE HISTORIA
El primer producto afectado por la obsolescencia programada fue la lámpara incandescente. Uno de los primeros prototipos lleva funcionando desde el año 1901. Thomas Alva Edison, creó un prototipo de duración de 1500 horas. El éxito fue rotundo y aparecieron varias compañías dedicadas a su fabricación. Al principio el objetivo era crear bombillas más durables; sin embargo, todo cambió cuando se aliaron para crear el Cártel Phoebus que establecía una duración máxima de 1000 horas de uso y penalizaba a los fabricantes que violaran la nueva norma.
En aquel entonces la conciencia ecológica y de derechos de los consumidores era prácticamente inexistente entre la población y las empresas, por lo que la sociedad de entonces terminó tolerando esta práctica.
La etapa inicial de la obsolescencia programada se desarrolló entre 1920 y 1930, cuando la producción en masa empieza a forjar un nuevo modelo de mercado en el cual el análisis detallado de cada sector deviene el factor fundamental para lograr un buen éxito. Se cree que el origen se remonta a 1932, cuando Bernard London proponía terminar con la Gran Depresión a través de la obsolescencia planificada y obligada por ley (aunque nunca se llevase a cabo). Sin embargo, el término fue popularizado por primera vez en 1954 por el diseñador industrial estadounidense Brooks Stevens. Stevens tenía previsto dar una charla en una conferencia de publicidad en Minneapolis en 1954. Sin pensarlo mucho, utilizó el término como título para su charla.
Otro producto que fue afectado fue el Nailon. En su introducción en 1938 era presentado como una fibra fuerte y prácticamente indestructible. Pero posteriormente las ventas cayeron debido a que nadie necesitaba reemplazar las medias, por lo que DuPont fue obligado a rediseñar el material para hacerlo más frágil y conservar las ventas.
Posteriormente en los años sesenta se idearon nuevas técnicas de diseño y publicidad para impulsar el consumo de nuevos productos. Así las personas no eran obligadas, sino convencidas con diseños vanguardistas, características novedosas y nuevas tecnologías. Gradualmente el concepto de obsolescencia programada fue extendiéndose entre los fabricantes, lo que fue afectando la calidad y durabilidad de los productos desde entonces.
Con el comienzo del nuevo siglo, el dispositivo iPod de Apple causó controversia debido a su batería de corta duración irreemplazable. Otro escándalo notable implicó al Reproductor de audio digital iPod fabricado por Apple Computers.
Usando carteles de stencils que decían «La batería irremplazable del iPod solo dura 18 meses» se pintó una advertencia sobre las publicidades del iPod en las calles de Manhattan. La película fue publicada en Internet el 20 de septiembre de 2003 y en seis días fue vista más de un millón de veces. La misma atrajo la atención de los medios rápidamente y la controversia fue cubierta mundialmente por más de 130 medios, incluyendo The Washington Post, Rolling Stone, Fox News, CBS News y BBC News.
Apple anunció oficialmente una política de reemplazo de baterías el 14 de noviembre de 2003 y también una extensión de la garantía el 21 de noviembre.
El 8 de enero de 2018, la Fiscalía de Francia inició una investigación contra Apple por presunta obsolescencia programada de ciertos iPhones antiguos, sometidos a las actualizaciones periódicas del sistema operativo iOS. La actuación judicial tuvo su origen en una denuncia de la organización de usuarios y consumidores “Alto a la ralentización programada”.
Dos documentales de Cosima Dannoritzer han reflejado en español los aspectos derivados de la obsolescencia programada: Comprar, tirar, comprar (2010) y La tragedia electrónica (2014). Fuente Wikipedia.
Obsolescencia biológica
Compañías como Monsanto produjeron semillas genéticamente alteradas que se vuelven estériles e inútiles una vez que han dado la primera cosecha, las llamadas semillas Terminator14 producidas mediante la tecnología GURT (acrónimo inglés de Grupo de Tecnologías de Restricción de Uso), encontrando un rechazo por parte de autoridades y agricultores.
Obsolescencia de medicamentos
La mayoría de medicamentos contiene componentes químicos cuya vida útil es limitada; sin embargo, algunos laboratorios reducen la fecha de caducidad de los fármacos que producen con el fin de obtener mayores ganancias en el negocio de la salud, ocasionando que los pacientes desechen los medicamentos supuestamente vencidos para adquirir otros nuevos.181920
A pesar de ser cierto que luego de la fecha de caducidad, existen fármacos los cuales podrían desarrollar algún tipo de degradación del producto en agentes tóxicos y nocivos, la mayoría realmente solo desarrolla pérdida en la eficacia del medicamento sin perjudicar gravemente la salud de la persona. Además de esto, la fecha de expiración de todos los fármacos se hace bajo estudios de estabilidad físico-química aceleradas, es decir, en condiciones desfavorables para la consistencia del fármaco (alta temperatura, humedad, iluminación) lo cual ayuda a descontextualizar el tiempo de estudio. The Medical Letter asegura que la mayoría de los fármacos vendidos retienen su potencia en un 70 %–80 % en los diez primeros años posteriores a su elaboración.21
Por otra parte, la industria farmacéutica prefiere investigar los medicamentos paliativos o que cronifiquen una enfermedad a los que simplemente la curen. El biólogo molecular y premio Nobel de fisiología y medicina Richard J. Roberts declaró que:
«El mejor ejemplo es la Helicobacter pylori. Barry Marshall y Robin Warren descubrieron que esa bacteria causaba las úlceras, no solo el ácido. La industria intentó eliminar la investigación. De haber medicamentos que acabasen con las células cancerígenas por inmunoterapia, serían muy difíciles de comercializar: si detuviera el cáncer del todo tomándolo dos o tres veces, ¿dónde estaría el dinero?»
Otro caso diferente es la, para la industria farmacéutica, harto lucrativa adicción a los opiáceos so capa de analgésicos. En EE. UU. se han recetado legalmente como analgésicos peligrosos opiáceos emparentados con la heroína para combatir el dolor de algunas afecciones (OxyContin, introducido en 1995, se compone de tebaína, tres veces más fuerte que la morfina; en 2001 ya alcanzaban las ventas 1.600 millones de dólares, superiores a las del Viagra, y representaban el 80% del beneficio de la compañía), creándose, primero, una lucrativa adicción medicamentosa, y, después, drogadicción a otras sustancias psicotrópicas, hasta el punto de que los Estados Unidos tuvieron que declarar en octubre de 2017 una emergencia de salud pública ante las muertes producidas, más que las habidas en la guerra de Vietnam y de Afganistán juntas. En 2019, 500 ciudades de Estados Unidos2223 se tuvieron que querellar públicamente contra la poderosa farmacéutica Purdue Pharma, propiedad de ocho miembros de la billonaria familia Sackler. Y un caso semejante es el de otras farmacéuticas con el Vicodin, el Percocet y el Fentanilo. En 2016 murieron en Estados Unidos más de 60.000 personas por sobredosis de opioides.
Obsolescencia de componentes eléctricos y electrónicos
El procedimiento suele ser el siguiente: uno de los aparatos electrónicos de uso habitual falla. Cuando el dueño lo lleva a reparar, en el servicio técnico le dicen que resulta más rentable comprar uno nuevo que arreglarlo. Ocasionalmente el precio de la mano de obra, las piezas estropeadas y el montaje suelen costar un poco más que adquirir uno nuevo. Por ello normalmente el usuario suele desechar el producto averiado y comprar uno nuevo. Esto ocurre en algunos componentes digitales de la computadora tales como la impresora, las unidades de disco óptico, los monitores LCD o LED, la tarjeta madre o el mismo microprocesador.
Obsolescencia de electrodomésticos
A veces lo más antiguo resulta más resistente que lo moderno. Debería ser obligatoria la estandarización de las piezas y poder despiezar las máquinas, lo que resolvería muchos problemas. Ahora (2021), el automóvil de gama media está hecho para durar unos 200.000 kilómetros, que pueden alargar su vida útil hasta los 400.000 si se pasan revisiones periódicas y se cuidan. Las medias, los calcetines y otros productos textiles suelen tener condicionada su duración por las costuras y otros tratamientos textiles. La duración media de un frigorífico es de doce años, pero los hay que solo duran ocho o que llegan a catorce; la duración media de un lavavajillas es de 11 años; el microondas tiene una duración media de nueve años, pero los hay que duran doce o trece; una lavadora posee una duración media de diez años, pero una Miele dura 16. La media de las secadoras es once años, pero de nuevo las Miele se extienden a los 17.26 La vida media de una plancha es de seis años. El tiempo medio de vida útil de un Smartphone y un portátil está entre los 3 y los 4 años. En el caso de una lavadora, su longevidad ronda los 11 años y si hablamos de aspiradoras terminan la mayoría obsoletas al cumplir los 8 años, si bien las hay que no llegan a los 5. La Autoridad Garante de la Competencia y del Mercado de Italia multó a Samsung con 5 millones de euros y a Apple con 10 millones por acortar la vida de los productos. Según los estudios independientes de la OCU, Miele es la compañía cuyos electrodomésticos resisten más años en activo.27
Según un informe de la asociación Halte à l’obsolescence programmée y Murfy, empresa especializada en la reparación de electrodomésticos, la vida útil de las lavadoras ha disminuido un 30% en ocho años. En 2010, las lavadoras de todas las marcas funcionaron una media de 10 años. En 2018, su vida media era de solo 7 años. Además, el informe señala que los fabricantes hacen inaccesibles y muy caras las piezas de recambio para reparar estos aparatos. Especialmente las partes que se sabe que son más susceptibles al desgaste y que requieren una sustitución frecuente, como la placa electrónica de los dispositivos.28
Obsolescencia de software
La obsolescencia programada en el software se inicia desde el momento en que el fabricante impulsa a los consumidores a renovar / actualizar su versión de los programas informáticos porque no continuará con sus actualizaciones y el respectivo soporte técnico (renovación de los controladores de impresora, compatibilidad con otros programas, soluciones a problemas imprevistos, parches de seguridad, actualización de la defensa contra el malware, reconocimiento de aplicaciones nuevas, etc.).29 De esa manera, cada diez años como mucho, se comprará otra vez el mismo producto, añadiendo plusvalías al fabricante.
Un software que no goce de actualizaciones periódicas sufrirá eventualmente de obsolescencia debido a que se queda atrás en comparación a la tecnología digital al dejarse de desarrollar aplicaciones para el programa. Muchas veces estos programas informáticos discontinuados son llamados abandonware porque sus programadores «estancan» a propósito su propio software con el fin de motivar al consumidor a comprar la nueva versión ya que, aunque los nuevos programas que introducen podrán leer el contenido de las versiones anteriores, una versión antigua no podrá leer los archivos del nuevo sistema. Ejemplo de esto fue la discontinuación del sistema operativo Windows XP por parte de Microsoft lo cual deja en el camino a la obsolescencia al sistema operativo ya que como comunica Microsoft, de seguir utilizando Windows XP se podrían presentar vulnerabilidades en la seguridad del equipo ante amenazas como lo son los virus31 a pesar de que en ese entonces, el 30 % de las PC en el mundo todavía seguía usándolo y el programa sustitutivo no aportaba nada realmente sustancial. Aun así, todavía se usa en dispositivos como cajeros automáticos y dispositivos médicos.
Obsolescencia alimentaria
Tiene que ver con las fechas de caducidad y con el uso de aditivos adictivos o drogas alimentarias. En cuanto a lo primero, es frecuente encontrarse en los alimentos envasados, en vez de la fecha de caducidad, una «fecha de consumo preferente». Y es porque los alimentos siguen conservando al correr del tiempo la mayoría o la integridad de sus virtudes nutritivas y sanitarias, pero no su apariencia, textura, aroma o color. Sin embargo, esto basta para que los alimentos se desechen y se compren otros. El economista de la teoría del decrecimiento Serge Latouche señala que es también una estrategia de obsolescencia programada frecuente en el consumo de lácteos y yogures, pero también en el de cualquier otro alimento envasado. El uso de conservantes, colorantes y otros excipientes de ciclo corto en el envasado también posee esta función.33 Toneladas de comida acaban en la basura a causa de pésimas pautas de calidad, cánones estéticos demasiado estrictos o malos hábitos y planificación.
Por otra parte, algunas bebidas y alimentos poseen entre sus componentes sustancias levemente adictivas (aditivos adictivos) que crean una comercial necesidad suplementaria del producto, especialmente entre personas genéticamente predispuestas. Un estudio de la Universidad de Míchigan señala que hay en concreto 25 alimentos que provocan dependencia o adicción leve, y los tres primeros son la pizza, el chocolate y las patatas fritas de bolsa.34 Las sustancias causantes son los azúcares refinados y edulcorantes35 y las harinas, principalmente; también los productos demasiado salados. Crean cambios neurológicos similares a los circuitos de adicción a las drogas, relacionados con el sistema de recompensa y también con las hormonas incretinas,36 especialmente en la infancia, programando rutinas de necesidad que en la edad adulta se mantienen más difíciles de corregir y resultan más rentables. Los panes lactales (incluidos los integrales, la pizza, las galletas, el pan de hamburguesa), los yogures light (con pulpa de frutas, con cereales), los mismos cereales para el desayuno, el café, las comidas elaboradas industrialmente. La Coca-cola tuvo al principio en su composición cantidades minúsculas de cocaína que garantizaban una dependencia psicológica leve desde 1886 hasta que empezó a suprimirla de su fórmula en 1903 y definitivamente en 1929.
LA OBSOLESCENCIA PROGRAMADA ORIGINA MÚLTIPLES RESIDUOS Y CONTAMINACIÓN
Uno de los graves problemas provocados por esta práctica es la sobreproducción de basura electrónica. El objetivo de la obsolescencia programada es el lucro económico. Por ello otros objetivos como la conservación del medio ambiente pasan a un segundo plano de prioridades y se pueden producir graves daños al mismo.
La falta de una gestión adecuada de los productos manufacturados que se vuelven obsoletos constituye un foco de contaminación. Una vasta cantidad de estos no son biodegradables, y el tiempo que transcurre hasta que se considere que ha ocurrido la descomposición, al menos parcial, puede ser muy prolongado. Además, muchas veces los residuos son altamente contaminantes. Esto incide negativamente tanto en la integridad del entorno como en la salud de sus habitantes cuando se sabe que os residuos de aparatos eléctricos y electrónicos (RAEE) contienen materiales recuperables, que evitarían la explotación de nuevos recursos naturales.
La obsolescencia programada es una consecuencia del sistema de producción económico contemporáneo, que promueve el consumo creciente. Por ello, la sostenibilidad de este modelo a largo plazo es discutida. Además, países en vías de desarrollo están siendo usados como vertedero de todos estos productos inservibles; lo que está generando una considerable contaminación y destrucción del paisaje en dichos países. Fuente Wikipedia.
¿PERO HASTA CÚANDO SEGUIRÁ GIRANDO LA RUEDA DEL CAPITALISMO?
El cambio climático producido por nuestra sociedad industrial está ahogando nuestros bosques, quemándolos y produciendo inundaciones y demás trastornos climatológicos que están acabando con todos nosotros.
Recordemos las palabras de la activista ecológica Greta Thunberg hace tres años: “la gente está sufriendo. La gente se está muriendo. Ecosistemas enteros están colapsando”.
Y es que la huella ecológica que los países desarrollados soportamos se dispara más cada año que entra.
“La huella ecológica (del inglés ecological footprint) es un concepto creado por William Rees y su entonces alumno Mathis Wackernagel en 1996, que analiza los patrones de consumo de recursos y la producción de desechos de una población determinada; ambos se expresan en áreas biológicamente productivas necesarias para mantener tales servicios. La huella muestra el cálculo de recursos específicos y suma los efectos por la falta de recursos. Es una herramienta que ayuda a analizar la demanda de naturaleza (materias primas) por parte de la humanidad”.
Mide la superficie necesaria (calculada en hectáreas) para producir los recursos consumidos por un ciudadano, una actividad, país, ciudad o región, etc, así como la necesaria para absorber los residuos que genera, independientemente de donde estén localizadas estas áreas.
Se trata de un indicador para conocer la sostenibilidad de las actividades humanas. Determina cuánto espacio terrestre y marino se necesita para producir todos los recursos y bienes que se consumen, así como la superficie para absorber los desechos que se generan, usando la tecnología actual. La ventaja que presenta es la posibilidad de realizar comparaciones.
Por ejemplo, se sabe que la economía de subsistencia pesa poco en términos de huella ecológica. Y no es que se trate de que todos volvamos a esta economía de subsistencia, pero sí de que logremos limitar el aumento imparable de la huella ecológica que nuestra sociedad industrial está produciendo.
En la actualidad, la huella ecológica de cada ser humano es de 2.7 hectáreas. Sin embargo, nuestro planeta tan sólo es capaz de otorgar a cada uno de sus habitantes cerca de 1.8 hectáreas (WWF2012). Esta diferencia indica que cada uno de nosotros utiliza más espacio para cubrir sus necesidades de lo que el planeta puede darnos.
Las actividades que más han repercutido en el crecimiento de la huella ecológica mundial son la quema de combustibles fósiles, la agricultura y la ganadería.
En una vida básicamente agraria bien organizada y sin monocultivos extensivos, se estima que entre 1 y 2 ha son aproximadamente el terreno necesario para atender a las necesidades de una familia de forma autosuficiente. Por tanto, estamos sobre consumiendo respecto de la capacidad del planeta: estamos destruyendo los recursos a una velocidad superior a su ritmo de regeneración natural.
Se ha llegado a la conclusión de que serían necesarios otros dos planetas como este para que los 6.000 millones de seres humanos actuales pudieran vivir todos de la manera en que, por ejemplo, vive un ciudadano francés medio, es decir, en una sociedad industrial basada en la disponibilidad de combustibles fósiles. Fuente Wikipedia.
Estas conclusiones hacen necesario distinguir dos elementos fundamentales:
-En el mundo industrial actual los impactos se producen a nivel planetario.
-La huella ecológica poco tiene que ver con el espacio físico ocupado por un grupo humano. De esta manera la huella ecológica de la mayoría de los países desarrollados supera ampliamente su propia superficie, ya que extraen recursos y vierten residuos en lugares muy alejados de su territorio.
El valor didáctico del concepto de huella ecológica reside en que hace evidentes dos realidades ligadas que quedan fuera del alcance de la intuición. Primero, que el modo de vida característico de los países más ricos del planeta no puede extenderse al conjunto de sus habitantes.
Segundo, que una economía planetaria sostenible exige de esa misma minoría acomodada una reducción de sus consumos; y también de su nivel de vida, en la medida en que no puede compensarse con un aumento equivalente en la eficiencia de los procesos productivos.
Ante este panorama, es necesario hacer un uso más sostenible de los recursos naturales y del medio ambiente natural del planeta, entre otras muchas acciones.
Y el movimiento “zero waste” o basura cero es una de estas muchas acciones necesarias.
ZERO WASTE LIFE STYLE O CÓMO HACER DEL MOVIMIENTO BASURA CERO UN ESTILO DE VIDA
La lucha contra la obsolescencia programada a nivel social:
Una de las formas de obstaculizarla es mediante la creación de sellos de garantía de productos sin obsolescencia programada, como el sello ISSOP (Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada), creado por la Fundación FENISS (Fundación Energía e Innovación Sostenible Sin Obsolescencia Programada); cuyos productos y estrategias de producción cumplan con los siguientes requisitos:
- Priorizar la compra de materias primas y la contratación de servicios que sean respetuosos con el medio ambiente, fabricados sin obsolescencia programada, y si se es fabricante de algún producto, fabricarlo sin obsolescencia programada. Utilizando preferiblemente producto local y de Comercio Justo.
- Promover y difundir los compromisos adoptados hacia un modelo de gestión más sostenible y responsable. Incluir en los contratos con terceros cláusulas que impidan la corrupción. El sello ISSOP no solo busca la ausencia obsolescencia programada, sino también proteger el medio ambiente y el desarrollo sostenible de los productos.
- Contribuir a la mejora energética y a la disminución de emisiones, con el objeto de reducir las huellas de carbono ecológicas corporativas.
- Realizar la correcta gestión de residuos.
- Promover la cultura del consumo social y ambientalmente responsable.
- Apostar por una responsabilidad ambiental de preservación del Medio Ambiente local.
- Promover la igualdad e integración social y facilitar la conciliación laboral, familiar y personal.
Estas propuestas pasan por un cambio de hábitos de todos, desde las mismas empresas productoras y gobiernos, hasta los propios consumidores; a fin de que entre todos podamos encontrar un equilibrio que no genere tantos residuos.
Se trata de elaborar productos con mayor capacidad de reciclaje, como algunas marcas que ya apuestan por productos con piezas reemplazables y reutilizables, o empresas que invierten en la investigación y desarrollo de fórmulas que evitan la basura, como los últimos avances respecto a bacterias que consumen el plástico residual.
Por último, diferentes grupos ecologistas han ideado nuevas alternativas para conseguir alargar la vida útil de los productos, como, por ejemplo, Amigos de la Tierra que han ideado la “alargascencia”, la cual es un directorio de establecimientos de reparación, alquiler, intercambio y compraventa de artículos de segunda mano, a fin de evitar ese incremento masivo de residuos.
MEDIDAS POLÍTICAS Y EN MATERIA DE LEGISLACIÓN
Ecuador aprobó en 2016 una ley para comprobar que los productos adquiridos por el Estado no sufran de obsolescencia programada, la cual prevé sanciones administrativas y penales de incumplirse. No está claro, sin embargo, si la legislación también se aplica a personas particulares.
En Francia, la ley sobre la transición energética y el crecimiento verde (Ley 2015-992) creó el delito de «obsolescencia planificada», el cual se castiga con dos años de prisión, una multa de 300.000 euros o el 5 % de las ventas anuales de la empresa.
¿QUÉ PODEMOS HACER A NIVEL PARTICULAR?
1.-Reducir el consumo. ¿Realmente necesitas todo lo que compras? Reduce el consumo y cada vez que vayas a comprar algo pregúntate: ¿realmente lo necesito?
2.-Evitar los envases y utiliza bolsas de tela reciclables. Cuando vayas a hacer la compra lleva siempre una bolsa de tela. Se pliegan fácilmente. Para no olvidarte, puedes llevar siempre una bolsa de tela plegada en el bolso, la cartera o la mochila. También puedes utilizar un carro de la compra. Y de paso, tu espalda te lo agradecerá. Evita los productos envasados. Compra a granel si tienes posibilidad de hacerlo.
3.-Utilizar productos naturales para la limpieza doméstica. Puedes limpiar la casa, la ropa y más cosas con vinagre y otros productos naturales. Y puedes elaborar tus propias pastillas de jabón, tal y como os mostramos en nuestro blog, y evitar así la utilización de envases cuidando además del medio ambiente pues el jabón natural es biodegradable y no sólo te sirve para tu aseo personal, sino también para la limpieza doméstica y para hacer la colada. Es, además, mucho más eficiente en el lavado de fibras naturales de algodón, lino, etc…
4.– Evitar el agua embotellada. Y es que muchas veces, sobre todo si vivimos en ciudades con agua clorada y de mal sabor, compramos agua embotellada. Recomendamos para estos casos utilizar filtros para purificar el agua, así como cualquier método similar que sirva para descontaminar o mejorar el sabor del agua del grifo. También, podemos usar esta misma agua cuando estamos fuera de casa mediante el uso de una botella reutilizable.
5.– Y, por supuesto, las tres RRR: Reutiliza, Repara y Recicla.
Muchas cosas, como los libros, la ropa y los electrodomésticos, tienen una segunda vida. Compra productos de segunda mano. Es posible comprar ropa de segunda mano en mercadillos y es muy fácil repararla con una máquina de coser. Así pues, antes de tirar una prenda de ropa, un mueble o un electrodoméstico, pregúntate si hay una posibilidad de darle una segunda vida y reciclarla.
Recicla y no sólo la basura. Cualquier cosa que a nosotros no nos sirve, a otra persona le puede servir. No la tires a la basura. Busca primero a quién se la puedes regalar. Pregunta a tus contactos o en plataformas de venta de segunda mano, que muchas veces tienen la posibilidad de poner anuncios de regalos. También hay grupos de Facebook, WhatsApp y otras redes sociales para regalar cosas en tu zona. ¡Infórmate!
6.-Hazlo tú mismo, que es la nueva filosofía y estilo de vida de lo que se conoce como el movimiento DIY americano. El concepto «hazlo tú mismo» abreviado como DIY (esto último por sus siglas en el idioma inglés “Do It Yourself”), es la práctica de la fabricación o reparación de objetos por uno mismo.
El bricolaje (DIY) se ha descrito como una “cultura de fabricación propia” y de diseñar, crear, personalizar y reparar artículos o cosas sin ningún entrenamiento especial. De esta forma se obtienen múltiples beneficios: se desarrolla una actividad manual interesante y motivadora al mismo tiempo que se aprende con la práctica y se logran manualidad y destrezas que combaten el aburrimiento, el malhumor y el tedio.
La ética del “Do It Yourself” en muchos casos se asocia al anticapitalismo, ya que rechaza la idea de tener que comprar las cosas que uno desea o necesita, intentando hacerlas por uno mismo. El bricolaje se ha convertido pues en un concepto social entre personas que comparten ideas, diseños, técnicas, métodos y proyectos terminados entre sí, ya sea en línea o en persona.
El movimiento DIY puede verse como una reacción cultural en la sociedad tecnológica moderna a la creciente especialización académica y la especialización económica que pone a las personas en contacto con solo un área de enfoque pequeña dentro de un contexto más amplio, posicionando al bricolaje como un lugar más adecuado para el compromiso holístico.
La ética del bricolaje es la ética de la autosuficiencia mediante la realización de tareas sin la ayuda de un experto remunerado. La ética del bricolaje (o ética DIY) promueve la idea de que cualquier persona es capaz de realizar una variedad de tareas en lugar de depender de especialistas pagados.
Creemos que este blog es una buena muestra de una página que hemos creado nosotros mismos donde facilitamos recetas para que otras personas también puedan hacerlas.
Esperamos que hayas encontrado este artículo interesante. Y si se te ocurren más cosas, háznoslo saber en los comentarios para que podamos publicarlas 😊