La Unión Europea ha redactado un informe para analizar el incremento de los trastornos hormonales (descenso de la calidad del esperma, problemas de fertilidad, abortos, pubertad precoz, deformidades de órganos sexuales sobre todo en varones, incremento de determinados tipos de cáncer como el de mama, trastornos neurológicos como el autismo, trastornos del sistema inmunológico, obesidad, diabetes, enfermedades cardiovasculares y un largo etcétera) en los últimos 20 años.
El informe reconoce el hecho de que determinadas sustancias (parabenos, ftalatos, aquifenoles, nonilfenoles, perfluorados…) actúan como alteradores endocrinos y que combinados intervienen en enfermedades crónicas que afectan no sólo a los seres humanos sino a los animales, en particular las anomalías reproductivas. *La propia EU asegura a través del informe REACH (un listado de 138 sustancias sospechosas) que del 99% de los químicos a penas se tiene datos sobre sus usos, características y cómo han de ser manejados para ser seguros. No entendemos entonces por qué los ponen en circulación. ¿O vosotros lo entendéis?
Sin embargo, incide en que es muy difícil establecer una relación causal entre la exposición a estas sustancias y una alteración hormonal que suponga un riesgo para la salud.
Es decir, que una persona puede estar toda su vida poniéndose cremas con parabenos, pintándose las uñas (y comiéndose el esmalte porque además se las muerde), comiendo comida calentada en tápers de los chinos y estando en contacto con un sinfín de tóxicos más y llegar a los 90 tan ricamente. Y puede que Gwyneth Paltrow (conocida eco celebrity) mañana desarrolle una enfermedad ligada a estos disruptores endocrinos cuando en su casa todo procede de productos ecológicos certificados y sostenibles. Sí, la vida es así de injusta. No, no es eso. Tiene una explicación.
Mi abuelo fue uno de esos varones de una época antigua en la que la única contaminación existente era el humo de los cigarros que él se fumaba y, por descontado, llegó a los 91.
Esto es posible porque el organismo humano dispone de un sistema de emuntorios u órganos de excreción como son los riñones, el hígado, la piel o los pulmones que se encargan de librarnos de las sustancias tóxicas que acaban en nuestro torrente sanguíneo; bien a través de la dieta, bien a través del aire que respiramos, o bien a través de las sustancias (desodorantes, cremas, esmaltes de uñas, tintes capilares, etc.) que nos untamos en la piel.
Todo ello hace que sea difícil establecer una relación entre estas enfermedades y determinados compuestos químicos, ya que no es una relación causa-efecto.
La UE también introduce en este texto algo que los científicos, y en particular el doctor Olea, vienen denunciando desde hace tiempo y es el llamado “efecto cóctel”, ya que los seres humanos estamos expuestos a estas sustancias combinadas en nuestro día a día.
Para saber más: libro del profesor Nicolás Olea, Libérate de tóxicos. Guía para evitar los diruptores endocrinos.
Y eso es también lo que nosotros desde este blog hemos insistido en recalcar y hemos denominado como “crisis tóxica” pues consideramos que no es comparable el número de sustancias químicas susceptibles de toxicidad que nos rodean por doquier en la actualidad con la situación medioambiental que podía haber el siglo pasado en el que vivió mi abuelo.
Y es por eso que esta entrada la hemos querido dedicar a los desodorantes, dado que dentro de la infinita gama de productos tóxicos que nos rodean por todas partes, los desodorantes y los antitranspirantes son particularmente indeseables por las sospechas que, desde hace años, se tienen sobre su influencia en el cáncer de mama y el Alzheimer, entre otras dolencias.
En principio, es importante que entendamos que “sudar” es una necesidad fisiológica esencial para que nuestro organismo pueda eliminar toxinas y mantener buenos niveles de hidratación, temperatura corporal y PH.
¿QUÉ HAY EN EL DESODORANTE CONVENCIONAL?
Los antitranspirantes y desodorantes comerciales contienen sustancias como los parabenos, el triclosán y las fragancias artificiales que pueden ser disruptores endocrinos, alterar nuestro metabolismo, afectar el desarrollo cerebral, debilitar los músculos, disminuir el recuento de espermatozoides y actuar como alérgenos, entre otras cosas.
Si echamos un vistazo más de cerca a las etiquetas de nuestro desodorante comercial encontraremos el siguiente tipo de sustancias químicas nocivas:
Parabenos: Los Parabenos son conservantes que se incluyen en productos de higiene y cosmética, los cuales tienen bolitas de micro plástico. Son tan pequeños y comunes que se propagan a través del agua y terminan directamente en el mar.
Al principio parece que se tratara de una pequeña cantidad, pero si pensamos en todas las personas que utilizan productos de cosmética a diario, es mucha contaminación.
En esta página podréis encontrar más información al respecto e identificar los parabenos y siliconas ocultos en las cremas y productos de higiene convencionales.
Algunos de ellos ya empiezan a estar prohibidos en algunas legislaciones y es por ello que se empiezan a utilizar sustitutos como el phenoxyethanol, que, lamentablemente, no son mucho más benignos.
Es necesario analizar lo que consumimos e investigar para saber qué comemos y usamos, porque somos el resultado de lo que consumimos.
Fragancias: Por supuesto que todos queremos oler bien, algo fresco y/o floral, por ejemplo. Pero este término es nada más y nada menos que todo un encubrimiento para un cóctel de hasta 3,000 sustancias químicas que están relacionadas con numerosos problemas graves de salud. Estos aromas sintéticos son algunos de los ingredientes más tóxicos que se incluyen en los productos para el cuidado de la piel (¡incluso en las muchas opciones disfrazadas de “naturales”!) Y la FDA americana (pero también las legislaciones europeas) permiten a las empresas mantener estas formulaciones en secreto. ¿Oler bien después de una ducha gracias a fragancias falsas que causan daños en nuestra piel y en la vida acuática? No, gracias.
Ftalatos: Son fijadores de las fragancias sintéticas que garantizan el que olamos bien por más tiempo. Se ha comprobado que estas sustancias son disruptores endocrinos que además causan teratogenia, es decir, defectos de nacimiento y es por ello que la UE prohibió en el 2004 algunos de los más agresivos en los juguetes y productos para bebés: Diethyl Hexyl Phthalate (DEHP), el Dibutyl Phthalate (DBT) y el Benzyl Buthyl Phthalate (BBP).
Estas sustancias también se han eliminado de los cosméticos (Reglamento 1223/2009), pero se siguen autorizando ftalatos como el Dimetil Ftalato/Dimethyl Phthalate (DMP) o el Dietil Ftalato/Diathyl Phthalate (DEP). Se pueden encontrar en geles, champús, jabones, lociones, cosméticos, perfumes, ambientadores…
El DEP, por ejemplo, se utiliza como disolvente y como vehículo de aromas o de otros ingredientes cosméticos. Los perfumes son uno de los productos en los que se han podido identificar concentraciones más altas de esta sustancia química. Os recordamos el polémico informe ‘Eau de Tóxicos’ que fue presentado por Greenpeace en 2005 con los resultados obtenidos del análisis de 36 aguas de perfume y colonias, entre ellas algunas muy conocidas. Los ftalatos (DEP) estaban presentes en 34 de los 36 perfumes estudiados a veces a concentraciones bastante altas (llegando en algún caso a una concentración de un 2,2% del peso total).
Por su parte, el DMP se usa por ejemplo en lacas para el cabello, remedios antimosquitos o perfumes, para hacerlos más persistentes. A veces, incluso ni siquiera aparecen en la etiqueta.
Aluminio: Desafortunadamente, la transpiración sigue teniendo una mala reputación. Es por ello que la mayoría de nosotros buscamos desodorantes anti-transpirantes. Y cualquier desodorante antitranspirante contiene aluminio. El aluminio evita la sudoración/transpiración bloqueando los poros, es decir, totalmente a costa de la salud de nuestro cuerpo y nuestro cerebro. Las investigaciones han relacionado el aluminio con enfermedades perjudiciales y toxicidad debida a la exposición continua a metales pesados. Además, interfiere con la función de limpieza natural y necesaria del cuerpo pues impide la sudoración, con lo que impide que el cuerpo se desintoxique adecuadamente.
Lamentablemente, algunas personas prueban el desodorante natural y sienten que huelen peor (que en realidad es solo la desintoxicación de su cuerpo) y terminan tirando la toalla antes de que su cuerpo se adapte a no utilizar antitranspirante. Con un simple truco, como es evitar la ropa interior de fibras sintéticas, este problema se minimiza.
Sin embargo, también muchas otras personas han descubierto los desodorantes naturales sólidos o en crema basados en bicarbonato que funcionan muy bien y son muy efectivos.
Es por ello que estos desodorantes se han popularizado enormemente en los últimos tiempos y son muchas las marcas de cosmética natural que los venden.
Como: https://www.threehillssoap.ie/ en Irlanda. La propia marca especifica el contenido de sus desodorantes: polvo de arruruz, manteca de karité, aceite de coco, bicarbonato de sodio, óxido de zinc, alantoína de origen vegetal y aceites esenciales.
O https://thehappysoaps.com/product-categorie/natuurlijke-deodorant/ con jabones naturales y desodorantes naturales en crema producidos en Holanda, etc…
O esta otra en castellano, https://www.luffashop.com/producto/desodorante-solido-natural que tiene tienda física en Barcelona.
Y también muchos de nosotros estamos aprendiendo a prepararlos en casa de manera muy sencilla:
Y es que es posible preparar un desodorante eficaz y listo para su uso con tres ingredientes: Bicarbonato, aceite de coco, y unas gotitas de AE de limón.
Para los sofisticad@s y para facilitar su duración y su transporte, sin duda, contamos con recetas un poco más elaboradas.
DESODORANTE EN CREMA con AE de Palmarosa
INGREDIENTES, para una cajita de unos 50g
20g de manteca de karité
15 g de bicarbonato de sodio
10 g de maizena
5g de manteca de cacao (si es invierno, incluso menos)
Opcionalmente, 5 gotas de AE de Palmarosa o de Árbol de té, que son los AE más efectivos a la hora de controlar el olor corporal, y siempre que los AE no te causen irritación.
Si no tienes la piel sensible puedes incluso poner un poco más de cantidad, los AE harán que el desodorante sea aún más efectivo. Pero, como yo siempre digo, con los AE, que son auténticos antibióticos naturales, siempre es mejor ser precavidos y no excederse. Sobre todo, porque el desodorante es un producto que usamos en nuestra higiene diaria.
En cualquier caso, si como yo tenéis la piel muy sensible y con tendencia a los eccemas y la urticaria, es mejor que no utilicéis desodorante habitualmente. (Los desodorantes naturales, aunque estén libres de tóxicos, también interfieren con la barrera bacteriana de vuestra piel, sino no tendrían efectividad alguna).
Podéis, por ejemplo, ponéroslo cuando vayáis a hacer ejercicio físico o cuando haga mucho calor y preveáis que vais a sudar en exceso. A nadie nos gusta oler mal, por supuesto. Si hacéis esto veréis la cantidad de ataques de urticaria que evitáis solo por dejar que vuestra piel transpire libremente. No lo olvidéis, el sudor no ocurre por casualidad. Tiene una importante función corporal de eliminación de toxinas y en las pieles cuya barrera lipídica está alterada esto es especialmente importante.
AHORA SÍ VAMOS CON LA ELABORACIÓN, que es muy fácil.
Instrucciones: Ponemos la manteca de karité y la manteca de cacao al baño maría hasta que se derritan por completo. Retiramos del fuego y agregamos el bicarbonato y la maizena. Cuando la mezcla comience a enfriarse y a espesarse podemos agregarle unas gotitas de aceite esencial y envasar en un recipiente de unos 50 gramos.
El bicarbonato, debido a su ph alcalino, también causa rojeces e irritación a algunas personas pues, como sabéis, el ph de nuestra piel es más bien ácido.
Para evitar esto, algunas formulaciones contienen alantoína vegetal, como la de la tienda de threehillsoap, y otras recetas, se preparan con menos bicarbonato y más maizena. Como por ejemplo esta formulación, que sólo contiene media cucharadita de bicarbonato.
Para una caja de aluminio de 50 grs.
2TBSP karité
1 tsp aceite de coco
Se derrite bien todo.
Añadimos 3 TBSP de Maizena
Y 1/2 tsp de bicarbonato sódico
Mezclamos bien y ponemos unas gotas de aceite esencial opcionalmente. Yo al mío le he puesto unas gotitas de AE de litsea cubeba y ha quedado con un aroma cítrico fantástico. Ahora lo podemos dejar enfriar un poco en el refrigerador hasta que endurezca y ya estará listo.
Otras recetas, lo que hacen es evitar el bicarbonato y utilizar otras sustancias con capacidad desodorante menos irritantes como el polvo de alumbre o el óxido de zinc.
DESODORANTE DE PIEDRA DE ALUMBRE en crema
Necesitaremos 2 cucharadas (TBSP) de polvo de piedra de alumbre natural
4 cucharadas (TBSP) de aceite de coco
1 cucharadita (tsp) de arcilla blanca
4 gotas de aceite esencial de palmarosa o de árbol de té
PROCEDIMIENTO: Derretiremos el aceite de coco en un recipiente al baño maría. A continuación, le agregaremos el polvo de piedra de alumbre y el bicarbonato de sodio al aceite de coco que está al baño maría. Mezclaremos bien para obtener una textura suave y homogénea y retiraremos del fuego.
Finalmente, una vez espesado, agregaremos los aceites esenciales y envasaremos. El aceite de coco se derrite en verano a una temperatura de 25 ºC, en este caso, podemos añadir un poco de manteca de cacao a la composición o mantenerlo en la nevera si se queda demasiado blando.
EN STICK: Si deseas una versión completamente sólida de esta receta de desodorante, agrega 5 gramos de cera de abejas a la receta (derrítela al baño María junto con el aceite de coco). Luego podrás transferir la mezcla a una barra recargable en stick.
DESODORANTE DE ÓXIDO DE ZINC en crema:
Esta receta es apta para pieles sensibles gracias a la ausencia de aceites esenciales, pero también de bicarbonato, que puede resultar irritante para algunas personas.
Necesitamos: 25 gramos de aceite de coco
10 gramos de maicena
10 gramos de arcilla caolín
3 gramos de óxido de zinc
0,5 gramos de cera
Opcionalmente, unas gotitas de AE de Palmarosa, lemongras, litsea cubeba o el aroma que más nos guste. (Lemongrass y Litsea Cubeba le confieren aromas cítricos y refrescantes).
Instrucciones:
Derretiremos el aceite de coco y la cera al baño maría. Apagamos el fuego y agregamos los polvos (es decir, la maizena, el óxido de zinc y la arcilla). Mezclamos bien. Si tiene grumos, usaremos una pequeña batidora o espumadera para que la mezcla se homogenice por completo.
Verteremos en un recipiente contenedor de unos 50 grs. La mezcla se endurecerá ligeramente con la cera y tendrá un agradable efecto cremoso. Bastará con tomar un poco con la yema del dedo y extenderlo en las axilas masajeando durante unos segundos. ¡No hay efectos blancos o grasos que puedan manchar la ropa o molestar!
Si a esta receta le agregáis más cera, podéis convertirlo en un desodorante sólido en barra y verterlo en un contenedor tipo stick para facilitar su uso.
¿Y tú, todavía no elaboras tu propio desodorante?
Si te da pereza elaborar tu propio desodorante, pásate a la piedra de alumbre.
De la piedra de alumbre hablábamos en un post anterior por sus muchas ventajas:
-Es amigable con la piel y no la irrita a pesar de ser astringente, antiséptica y antibacteriana.
-No mancha la ropa. No deja rastro de uso, así uses la ropa más oscura, no se volverá ni amarilla ni blanca al contacto.
-No tiene químicos, ni aditivos, ni colorantes artificiales.
-Y además cuida del medio ambiente pues puedes usar un frasco reciclado o bien comprar uno y reutilizarlo para no generar desperdicios, ¡un desodorante recargable!
MODOS DE USO
1.- Método sólido: Es posible utilizar la piedra directamente frotándola en las axilas con un poco de agua.
2.-Método en spray pulverizador: Muchas tiendas venden alumbre en polvo, o, incluso, trozos de piedra de alumbre. En este caso, podemos simplemente machacar la piedra y pulverizarla para incluirla, con un poco de agua, en nuestro spray desodorante con atomizador. Si la tienes en polvo, o los trocitos son pequeños, mételos directamente en la botella atomizadora que al día siguiente estarán completamente derretidos y podrás usar el atomizador.
3.-Método en Roll-on: Este método es un poco más sofisticado y requiere un poco más de elaboración, pero es el método que consigue una aplicación más cómoda en su uso.
Para unos 50ml:
50 ml de hidrolato o agua destilada
1 tsp maizena
3 grs polvo de alumbre
1 tsp aceite vegetal (hemos escogido coco fraccionado, pero el aceite de almendras también sería muy adecuado)
10 ml glicerina vegetal
Y unas gotitas de aceite esencial de ylang ylang, que es muy suave y no causa irritación, y de ESP (extracto de semillas de pomelo) que es también un conservante muy suave que le proporciona un aroma cítrico.
PROCEDIMIENTO:
Ponemos nuestro hidrolato al baño maría y le añadimos la cucharadita de maizena. El calor hará que la mezcla empiece a gelificar un poco. No queremos que llegue a espesar por completo, solo que gelifique un poco y entonces la retiramos del fuego.
En esta mezcla de agua caliente y almidón (de arruruz, maíz, trigo…) vamos a integrar el polvo de alumbre hasta que se disuelva por completo.
Ahora añadimos la cucharadita de glicerina vegetal y la de aceite vegetal sin dejar de remover. Es importante que la mezcla se mantenga caliente para que la glicerina y el aceite vegetal se integren por completo.
Y, por último, unas gotitas de aceite esencial (opcionalmente) y de ESP para conservar nuestro desodorante durante más tiempo.
Como veis, tiene un aspecto y una textura emoliente espectacular. Si no os gusta pasaros la piedra de alumbre por las axilas y queréis un poco más de suavidad y aroma, esta receta de desodorante en roll-on es cómoda de aplicar, sencilla de elaborar, irrita muy poco las pieles sensibles y es muy efectiva porque el alumbre lo es y nuestra formulación contiene 3 gramos de alumbre en polvo disuelto en hidrolato o agua destilada.
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