Vamos a preparar otro jabón saponificado en frío porque, como sabéis, los jabones saponificados en frío y con un sobre engrasado alto son óptimos para la higiene de nuestra piel.
Al contrario de lo que suele pensarse, la sosa cáustica desaparece por completo de la composición final dejándonos todas las propiedades que los aceites vegetales y la glicerina natural le aportan a la piel.
Mucha gente opina que los jabones de glicerina son mejores y más suaves, pero, aunque esto pueda parecer en principio así, los jabones de glicerina no tienen la capacidad hidratante de un buen jabón saponificado en frío. Los jabones saponificados en frío contienen mantecas y aceites vegetales de calidad que al descomponerse y convertirse en jabón aportan glicerina a la composición final de manera totalmente natural. En cambio, los jabones de glicerina, como su nombre indica, se componen de la glicerina que ha sido extraída de los jabones naturales saponificados en frío para su venta.
Quedan mucho más bonitos, eso sí, pero la glicerina, en el uso de la higiene diaria, es muy probable que acabe resecando nuestra piel pues la glicerina natural tiene propiedades higroscópicas que atraen el agua y la retienen. Es por ello que, en un principio, es humectante, pero usada diariamente puede acabar resecando nuestra piel.
Hemos querido formular este jabón saponificado en frío con aceites vegetales y corteza de naranja porque la naranja (y los aceites esenciales de la naranja están contenidos en su corteza) es sebo reguladora y le sienta muy bien a todo tipo de pieles.
Previamente (leer artículo cómo preparar hierbas y extractos en polvo) en sección de ingredientes naturales para ver el proceso de preparación casera del polvo de corteza de naranja.
AHORA VAMOS CON EL JABÓN
Para elaborar este jabón con un sobre engrasado* del 12 % necesitaremos:
800 gr de aceite de oliva
100 gr de aceite de coco
50 gr de aceite de ricino.
273 gr de agua y
117 gr de sosa cáustica
CON ADICIONES DE
50 gr de corteza de naranja en polvo
15 gr (1TBSP) de miel
15 gr de arcilla blanca y
15 gr de óxido de zinc
*Si no sabéis lo que es el sobre engrasado y cómo calcularlo os recomendamos que os leáis el post sobre cómo elaborar jabones por el método de saponificación en frío.
PROCEDIMIENTO:
Previamente derretiremos las mantecas, en caso de que las hubiera. En este caso, derretiremos el aceite de coco que en invierno está en estado sólido. Y también previamente prepararemos la lejía, es decir la mezcla de la sosa cáustica con el agua.
Procuremos siempre seguir algunas medidas mínimas de seguridad con la sosa cáustica como utilizar guantes y realizar nuestra mezcla en un lugar bien ventilado para no respirar los vapores tóxicos que se desprenden al mezclar la sosa con el agua.
Necesitaremos un recipiente grande para empezar, preferiblemente de plástico resistente a las temperaturas, o de vidrio. Añadiremos los aceites y poco a poco la lejía y empezaremos a batir suavemente hasta que veamos que empieza a trazar. Teóricamente, en este momento, añadiremos las adiciones de la miel, las arcillas y la corteza de naranja y seguiremos batiendo hasta que todo esté bien trazado.
En el vídeo nos hemos adelantado y hemos añadido la miel y las arcillas antes de la traza. En principio no se haría así porque se considera que la miel, la arcilla y el óxido de zinc pueden aportar mejor sus propiedades emolientes al final de la traza. Si os equivocáis, cómo me ha ocurrido a mí con los nervios del vídeo, veréis que el jabón también se traza sin problemas, aunque a lo mejor habrá una pequeña diferencia en la capacidad de emoliencia e hidratación final del jabón.
https://youtu.be/7xdaDdFgAss
Si os ha gustado este vídeo, y habéis probado la receta, hacédnoslo saber en los comentarios.